lunes, 31 de marzo de 2014

"PLATERO Y YO": La púa

Platero y Juan Ramón Jiménez estaban entrando en la dehesa de los Caballos, Platero comenzó a cojear. Como Juan Ramón Jiménez iba montado en el se bajó a ver lo que le pasaba...

Juan Ramón le preguntó: 
- Pero, hombre, ¿qué te pasa?
Platero ha dejado la mano derecha un poco levantada, mostrando la ranilla, sin fuerza y sin peso, sin tocar casi con el casco la arena ardiente del camino. 


Con un cariño y amor mayor, sin duda, que la del sabio Darbón, su médico, le he doblado la mano y le he mirado la ranilla , del color de las amapolas. Una púa larga y verde, de naranjo sano, está clavada en ella como un cuchillillo esmeralda. Estremecido del dolor de Platero, he tirado con suavidad y rapidez de la púa, y me lo he llevado al arroyo de los lirios amarillos. Para que la cristalina y trasparente agua del río corra y le lama con su lengua clara y pura la heridilla.

Después, hemos seguido hasta la mar blanca, yo delante, él detrás, dándome cariñosas y suaves topadas en la espalda...



                  

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