Con motivo de ese día, en el colegio todos los años nos vamos por cursos al comedor, y allí comemos tortas de chocolate, con zumo o batido. Por supuesto, también suben muchas madres voluntarias a hacer de "camareras" por un rato, para llevar las tortas y las bebidas a las mesas.
También, como en el colegio hay numerosos niños y niñas (no muchos), que tocan la corneta, se han traído su instrumento, y han hecho un pequeño recorrido por la planta superior. Entre ellos, estaban Francis y Álvaro, que van a la misma clase que yo. Y, también lo voy a mencionar, había un pequeño tamborilero, de primer curso, que tocaba el tambor excelentemente con lo pequeño que era.
Después de la marcha en la planta de arriba, la banda de los niños de las cornetas se han bajado a la planta de abajo, en Parvulitos, donde ya nos habíamos reunido todo el colegio entero. Ahí ha ocurrido la parte que más me ha gustado. Todos estaban colocados en círculo, y, primero, ha salido mi compañera Pili y después yo y chico que ha salido ha sido uno de quinto curso llamado Juan.
Después han vuelto a tocar las cornetas, han dado dos vueltas al centro, y han regresado a la planta de arriba. Nosotros les hemos seguido. Ya, para finalizar, se han dirigido al SUM, han tocado otro poquito con las cornetas, y todos han vuelto a sus clases.
Este día me ha encantado, me lo he pasado muy bien, y me he divertido mucho. La parte triste de esto es, que como estoy en sexto curso, este es el último año que celebro el día de San Sebastián en el colegio, y al pensar en esto me dan ganas de llorar. Aunque me alegro mucho de haberlo exprimido al máximo junto a tod@s mis compañeros y compañeras.
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