lunes, 16 de marzo de 2015

PERDIDOS EN EL CAMPO

Erase una vez una escuela muy bonita, en la que había veinticuatro niños revoltosos, pero muy buenos, que se llamaban; Daniel, Raúl, Manuel,  María, Gisela, Cristina, David, Ainhoa, Marta, Álvaro, Jonathan, Miguel Ángel, Ramón, César, Esperanza, Sandra, Pili, Salomé, Miguel, Antonio, Fátima, Mª del Mar, Francis y Lucia.

Sus maestras se llamaban, Ana Belén, José, Toñi, Natalia y Julia, y como los niños se portaban muy bien en clase, decidieron darles una sorpresa y llevaros de excursión al campo. 

Ese día, los niños se levantaron muy contentos, llenaron sus mochilas con la merienda y los juguetes preferidos, llegaron al cole y allí estaba el autobús esperando para llevarnos de excursión.

Cuando llegamos al campo, todos se pusieron a jugar al escondite para que las maestras los buscaran. Todos fueron a esconderse, pero Raúl, Daniel, Manuel y Miguel Ángel encontraron una cueva detrás de unos árboles, decidieron  entrar y llegaron a un lugar muy bonito, lleno de animales, de flores y sobretodo juguetes, entonces fueron a avisar a sus compañeros para que lo vieran también.

Y cuando llegaron, todos se pusieron a jugar muy contentos con todos los juguetes que había, sin darse cuenta de que habían entrado en el mundo de los cuentos.

De repente, se miraron los unos a los otros y vieron que estaban disfrazados de los personajes de sus cuentos favoritos. Esta sorpresa le encantó y siguieron jugando más contentos todavía.

Cristina se convirtió en Lara Croft y con su gran trenza, y su amiga Lucía, era la Malefica que estaba acompañada con su cuervo, Sandra era Cruella de vil, Daniel se transformó en un Transformers, Antonio estaba disfrazado de Rafa Nadal con su traje nuevo, Raúl era un famoso Trombonista, Manuel era igual de fuerte que Hércules, Miguel Ángel volaba en una alfombra mágica de Aladdin, César se convirtió en el Genio de la lámpara maravillosas, Ramón y Fátima también podían volar ta que eran Peter Pan y Campanilla, David era el Charli con una fábrica de chocolate, Miguel no paraba de hacer magia porque era Merlín el encantador, Salomé era  Mery Poppins siempre acompañada con su paraguas, Esperanza tenía mucho sueño, porque era la Bella durmiente, María era Ricitos de oro, rodeada de ositos, Marta corria detrás de un conejito como de como Alicia en el país de las maravillas, Pili se transformo de Hada madrina y tenía una barita mágica, Álvaro y Mª del Mar se convirtieron en Mickey y Minnie, Francis y Gisela eran Hansel y Gretel y Ainhoa la sirenita, con su cola de pez.

Cuando los niños vieron que estaban disfrazados de sus personajes preferidos, sólo querían jugar y divertirse, y sin darse cuenta se les hizo muy tarde, pero cuando quisieron regresar con sus maestras, ya no encontraban el camino y todos se asustaron mucho. Empezaron a llamarlas, pero ellas no podían escucharlos, así que decidieron buscar la cueva por donde habían entrado al mundo de los cuentos. Caminaron mucho rato, y cuando ya estaban muy cansados, se encontraron a Jonathan disfrazado de el gato combotas, que les dijo que para salir tenían que llegar al castillo encantado, y encontrar la llave mágica los niños se pusieron en marcha y cuando ya estaban llegando al castillo, apareció un dragón enorme, con dos cabezas, que no los dejaba pasar, pero como eran muy valientes, decidieron luchar contra él.

Así Daniel y David, le atacaron con su espada y Raúl y Manuel le lanzaron una piedra muy grande. 
Ainhoa, Lucía y Esperanza le hacían muchas cosquillas, mientras que Álvaro y Miguel le pegaban palos en la panza.
Miguel Ángel, César, Ramón y Fátima empezaron a volar alrededor de sus cabezas para que se mareara.
Marta, Mª de Mar, Antonio y Salomé, le echaron agua para que no echara fuego por la boca.
Cristina y Sandra le pudieron el culete lleno de pinchos.
María, Francis y Gisela consiguieron atarle las patas y Pili, con su varita mágica, lo convirtió en piedra.

Entre todos, consiguieron derrotar al dragón y así pudieron entrar al castillo, que era de chocolate. Tenía las puertas de bizcocho y las ventanas eran de galleta. El suelo estaba lleno de anises y gominolas.

Como los niños tenían mucha hambre, no pudieron resistir la tentación y empezaron a comieron todo, comieron y comieron hasta que el castillo desapareció... Entonces encontraron a salir globos y más globos..... Y en el fondo del cofre la cueva apareció delante de ellos. Y así  pudieron regresar junto a sus maestras, que ya estaban muy preocupadas.

Los niños descontaron su aventura con el dragón, que habían comido un castillo entero de chocolate y que habían conocido a el gato combotas y las maestras se lo tuvieron que creer porque todavía estaban disfrazados de los personajes de los cuentos.

Ningún niño quiso quitarse su disfraz, así que regresaron a sus casas dispuestos a contarles a sus papas también sus aventuras.



Colorín colorado.

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